Cuando empiezas a maquetar tus primeras webs, tu objetivo principal es que la maqueta resultante sea lo más fiel posible al diseño que te han entregado. Es un trabajo difícil, pero muy satisfactorio, ver que has sido capaz de respetar todo lo que te han definido desde diseño.
Según va creciendo tu experiencia, esta fidelidad empieza a darse por supuesta, y el auténtico reto del maquetador es conseguir que el código que has usado para realizarla sea semántico,adecuado y sobre todo (al menos en mi caso) el mínimo posible. Conseguir “adelgazar” al máximo la cantidad de código HTML se ha convertido con los años en una auténtica obsesión, aunque creo que es una de las actividades más saludables que puede tener cualquier maquetador que se precie.